Desde los 15 años he estado en constante contacto con diferentes perfiles de personas a las cuales he tenido la oportunidad de escucharlas con bastante atención. Todo desde el otro  lado de la barra. Sí, estoy hablando de la hostelería en un blog de e-learning, ahora os explico por qué.  Actualmente sigo aportando mi granito de arena a la hostelería, una gran profesión en la que se puede aprender mucho de la vida si aprendemos a escuchar a esas personas que  vienen a desahogarse al bar. De alguna manera las personas se sienten cómodas hablando con el personal del bar, puede que sea por el alcohol en sangre o por el entorno  desenfadado y de confianza que el propio personal llega a generar. No sé el porqué, pero es un hecho.

Ya habréis podido intuir que lo que quiero expresar en este artículo es la importancia de escuchar a las personas pero, ¿cómo hacemos esto en un entorno corporativo? Escuchar no es simplemente poner cara de interés y asentir con la cabeza. Escuchar es ponerte en el lugar de la persona con la que estás hablando e intentar llegar a entender su situación y por qué está diciendo lo que está diciendo. Además de empatizar, el proceso de escucha también implica la reflexión, lo que debería desembocar en una respuesta. A muchas personas les basta con desahogarse y no necesitan una respuesta pero, en el entorno corporativo las palabras de los trabajadores no se tienen que perder en el
aire.

Desde mi punto de vista, “en muchas de las empresas con las que he tenido la oportunidad de colaborar, no se gestiona de ninguna forma la comunicación entre los trabajadores y se deja escapar demasiado conocimiento por no haber una buena gestión de las mismas. Es más, en muchas compañías no hay ni siquiera la oportunidad de comunicación entre los trabajadores.” Cada uno está en su puesto de trabajo, enfrascado en sus proyectos y no tiene tiempo para intercambiar ideas con nadie. Es esta la actividad que debemos fomentar para que el  conocimiento corporativo crezca cada día. Una parada de 5 o 10 minutos, mientras tomamos un café o respiramos aire fresco, para intercambiar ideas entre personas de diferentes perfiles, puede aportarnos información que seguramente desconozcamos, información que pueda provocar ese ‘clic’ en nuestra cabeza y activar una posible idea que jamás se nos hubiera ocurrido.

“Como buen ingeniero informático que me considero”, me gustaría plantear una posible metodología para poder llevar a cabo la escucha activa corporativa. Partiendo de la base de que la empresa cuenta con una plataforma de formación o una plataforma interna a la cual
tod@s los emplead@s tienen acceso, se podría implementar un sistema ágil que vaya lanzando (automáticamente) preguntas sencillas a los usuarios. Estas preguntas deberían ser de respuesta sencilla, que se necesite como máximo un minuto para contestarlas. El contenido de las preguntas tiene que estar orientado a conceptos corporativos tales como el ambiente social, condiciones laborales, necesidades formativas, etc. Cada empresa verá la información que quiere recoger.

Con esta escucha activa también se quiere hacer ver a los trabajadores que su opinión se tiene en cuenta, las personas se sientan más valoradas en la empresa y se crea un mejor ambiente de grupo. Para asegurarnos de que las personas son sinceras con sus respuestas y
que no tengan miedo a que se puedan tomar medidas por su opinión, toda la recogida de feedback se debería hacer de forma anónima.
Muy bien, ya tenemos el método para realizar una parte de la escucha activa. Ahora tenemos que ver cómo hacer el siguiente paso, analizar las palabras recogidas. El propio sistema nos debería dejar visualizar y agrupar las respuestas para realizar un análisis de las mismas.
De momento lo único que hemos propuesto hacer es recoger la opinión de las personas pero no solo queremos recoger la opinión, también queremos fomentar la comunicación entre las personas de la empresa. Para ello os propongo una metodología gamificada, que es la siguiente.

Imaginemos que dentro de nuestra plataforma cada persona tiene asignado un indicador de “Talento Corporativo” (TC), el cual puede ser un estatus intelectual (novato, aprendiz, profesional, experto, gurú…). Este indicador es público, es decir todas las personas pueden conocer el TC del resto. Haciendo este dato público fomentamos la competitividad entre los empleados, la lucha continua por mejorar dicho indicador.

A modo de red social, las personas podrán publicar comunicados y el resto de compañer@s podrían evaluar dichas comunicaciones como “Sí aporta” o “No aporta”. Cada una de estas evaluaciones irán acompañadas de un comentario y el TC del usuario que ha hecho el comunicado se verá afectado positivamente si la evaluación es positiva. En caso de ser negativa no se penalizará ya que el simple hecho de querer comunicar tiene que ser valorado por sí mismo.

Es evidente que esto se puede complejizar todo lo que queramos y podemos generar un entorno de comunicación corporativa muy competitivo. Podríamos incluso “obligar” a las personas a compartir algo cada semana, podríamos meter muchísimas normas pero este
sistema tiene que ser algo sencillo e interactivo que provoque la comunicación continua entre las personas de la empresa. En conclusión, mediante el sistema de escucha y la red social interna podemos recoger de una manera muy sencilla ingentes cantidades de información con un esfuerzo mínimo por parte de la administración. Volviendo a la hostelería, las personas que componen la empresa son los clientes y nosotros somos los camareros. Pongámonos en su lugar para poder ofrecerles un mejor servicio y así poder generar un mejor ambiente en nuestro local.

Bibliografía:
Muñiz, M. G. (2017). Manual. Comunicación, asertividad y escucha activa en la empresa (ADGD147PO). Especialidades formativas. EDITORIAL CEP.