Vivimos en un mundo cambiante, y se hace cada vez más necesario ser flexible para adaptarnos a las circunstancias que nos rodean. Tenemos una lucha constante contra el reloj y por eso queremos aprovechar el tiempo haciendo, entre otras cosas, lo que más nos gusta. De aquí el éxito de Internet y las plataformas digitales. 

Según Statista, en mayo del 2020, España se convirtió en el tercer país de la UE en donde la formación digital fue más popular. El 15% de los encuestados aseguraba entonces haber realizado un curso de e-learning en los últimos tres meses. 

Esta transformación en el consumo de información y de la formación digital no es reciente y cobrará más fuerza en el futuro. Distintos planes, como el de la Conectividad y las infraestructuras digitales y el plan de Estrategia de impulso de la tecnología 5G, actualmente son los ejes de la agenda España Digital 2025, con un presupuesto de 4.320 millones de euros y que espera generar una inversión privada de 24.000 millones.

Por otro lado, datareportal.com confirma que, actualmente, hay más de cuarenta y dos mil millones de usuarios de Internet en 2021. El número de internautas aumentó en 144 millones entre 2020 y 2021 (probablemente como consecuencia de la pandemia), con una penetración de Internet en enero de 2021 del 91%. 

Todo esto nos da las pistas de hacia dónde apuntan las tendencias acerca del comportamiento de las personas en un futuro cercano. Con esta visión, en el ámbito de la formación deberíamos plantearnos la pregunta: ¿Cómo podemos optimizar la formación digital para empresas integrando la metodología online y las herramientas digitales más adecuadas y atractivas para sus consumidores?

 

El vídeo, una de las claves.

La atención es un mecanismo de selección, que filtra y enfoca la información a la que estamos expuestos, y es también el paso previo al aprendizaje. Según la pirámide de Edgar Dale, aprendemos el 10% de lo que leemos, el 20% de lo que oímos, el 50% de lo que vemos y oímos, el 70% de lo que debatimos y el 95% de lo que enseñamos a otros.

El cerebro humano procesa las imágenes 60.000 veces más rápido que los textos. Es aquí que la famosa frase: “Una imagen vale más que mil palabras” cobra sentido. 

El vídeo es año tras año, según los diversos estudios anuales de tendencias e-learning, uno de los recursos claves en la composición de la formación online. Con el auge de la formación online, el desafío a la hora de crear un vídeo formativo es potenciar su uso para llegar de forma eficiente y eficaz a nuestra meta: “el aprendizaje”.

Crear un vídeo está al alcance de la mayoría de la población hoy en día, gracias a los smartphones. Es por eso que tendemos a pensar que es una tarea fácil y que el vídeo formativo será bueno siempre que el contenido también lo sea. Con este pensamiento nos arriesgamos a perder ese 50% de atención, ya que tan importante como comunicar, es saber cómo comunicarlo a través del correcto uso de recursos audiovisuales. 

Recientemente, en Hi VIP junto con una empresa tecnológica de análisis facial, desarrollamos un estudio, que busca entender el nivel de atención y validación de una audiencia ante dos vídeos con el mismo contenido, pero con distinto formato de grabación. El primero (caso A), no presta especial atención a la forma de mostrar el contenido y el segundo (caso B), el contenido es enriquecido con formatos de vídeo distintos, más tecnológicos y más adecuados didácticamente para optimizar la atención y generar los picos de aprendizaje.

 

Como se puede apreciar a simple vista, en el primer tipo de vídeo el atractivo del mismo parte de un punto más bajo y mantiene el interés de forma plana, sin variación significativa en ningún momento. El segundo vídeo comprueba que cuenta, de entrada, con una atención más alta en la audiencia y se observan picos pronunciados en los que la atención se dispara, y como recordaremos, la atención se traduce en un mejor aprendizaje. 

Caso A. Estudio de un vídeo formativo

Caso B. Estudio de un vídeo formativo

El siguiente nivel en el aprendizaje e-learning tiene que venir por la optimización de los recursos y su adecuación a las demandas de los usuarios, y el vídeo es un recurso clave, pero también será clave que aprendamos a optimizar la construcción de este recurso para convertirlo en un soporte de vital para la formación online de calidad.