Primeros pasos en la tecnología aprovechando el eLearning

Dinamizar un curso, bien lo sabéis si alguna vez lo habéis hecho, no es tarea sencilla.

Cada usuario es un mundo, y sus interacciones en los grupos pueden ser diferentes según la temática de la acción formativa, el nivel del que parten (tanto tecnológico como de conocimiento del contenido) y el estilo de aprendizaje de cada uno de ellos.

La labor del dinamizador, así como la del tutor experto en caso de que no sea la misma persona, es fundamental para llevar el proceso de enseñanza-aprendizaje a buen puerto, y que tanto el grupo en general como los alumnos en particular puedan obtener el máximo rendimiento de sus formaciones.

En el año en que nos encontramos, en el que se habla de los chatbots, realidad virtual, y gamificación (entre otras) como tendencias e incluso realidades en el mundo del eLearning, tendemos a identificar los perfiles consumidores de teleformación como conocedores de la tecnología, con un control intermedio-avanzado de los dispositivos y un manejo autónomo y fluido de las herramientas digitales.

Sobre todo en los perfiles más jóvenes, nativos digitales, el dominio de las nuevas tecnologías, internet y redes sociales es una realidad, y cualquier difusión y comunicación que se efectúa a través de ellas cumple su propósito inicial.

En el grupo de los inmigrantes digitales (según Marc Prensky, aquellos nacidos antes de 1995) encontramos un buen número de usuarios que se han actualizado con agilidad y se manejan perfectamente en entornos tecnológicos gracias a su actitud y nivel de uso. Para ellos el eLearning no supone ningún “esfuerzo” adicional.

Pero existe otra realidad, no tan visible: hay usuarios inscritos en acciones formativas online que no tienen ninguna base tecnológica.

No conocen qué es un navegador, y mucho menos un LMS. En algunos casos, por extraño que parezca tratándose de este tipo de formación, hay alumnos que se inscriben en los cursos y ni siquiera disponen de conexión a internet.

Y es aquí donde la labor del tutor dinamizador, aparte de facilitador del aprendizaje, pasa a ser la de “alfabetizador” digital.

Se convierte, en primera instancia, en una especie de asesor tecnológico para aquellas personas que aún no han tenido la oportunidad de familiarizarse con estos entornos.

Veamos un ejemplo: primera experiencia con el eLearning

Contexto

Con la llegada de los certificados de profesionalidad en modalidad teleformación, bastante extendidos en los últimos años para la obtención de determinadas cualificaciones, en función de su temática y al perfil al que se dirigen encontramos destinatarios menos habituados al manejo de herramientas digitales.

Muchos de ellos se han visto obligados a inscribirse en estos certificados para obtener una titulación y mantener sus empleos (como pueda ser el caso de la atención a dependientes en instituciones). Han elegido esta modalidad al no disponer de tiempo para acudir a formaciones presenciales, por incompatibilidad horaria con su trabajo.

Punto de partida

Nos encontramos con gran número de alumnos poco o nada familiarizados con el entorno digital.

Es complicado explicar la manera de enviar una tarea, de hacer una aportación en un foro o de realizar un cuestionario autoevaluativo a un usuario que apenas ha utilizado internet y no sabe ni cómo acceder a la plataforma en la que se desarrollará la formación, pese a que han recibido información con instrucciones claras para poder hacerlo.

Además, dada la carga de trabajo asociada a estas formaciones, es necesario un trabajo constante por su parte, o pronto acumularán retraso en los múltiples envíos y aportaciones que estos módulos formativos requieren.

Consejos basados en la experiencia

Dadas las experiencias que estamos teniendo últimamente en situaciones como la descrita, he aquí algunos consejos que nos han servido para poder finalizar con éxito estos grupos con un bajo perfil tecnológico de partida:

Prácticas de familiarización con la plataforma y manejo de herramientas en la semana previa al inicio del certificado

Esta práctica está recogida en la propia normativa para los certificados, y se antoja fundamental.

Es recomendable realizar una especie de prueba de competencias informáticas, en la que el alumno practique con las herramientas de la plataforma virtual en la que va a realizar el curso.

Por un lado, se familiariza con el manejo, y por otro nos da pistas sobre cuál va a ser su desempeño una vez que comience la formación.

Estos primeros indicadores pueden ayudarnos a identificar qué usuarios van a necesitar más ayuda de inicio, y desde este primer momento ya empezamos nuestro trabajo de asesoramiento e información.

Podemos considerarlo como un primer contacto alfabetizador, en el que muchos van a conocer qué es un foro y cómo escribir en él, cómo utilizar la mensajería interna de la plataforma o la manera de enviar una tarea, adjuntando documentos o escribiendo texto en línea.

En bastantes casos se asesora en este punto incluso sobre la manera en que pueden elaborar un documento escrito con las herramientas ofimáticas de las que se dispone.

A muchos lectores esto puede parecerles extraño, pero es real.

Elaborar guías didácticas más sencillas que las habituales

En las guías de ayuda debe describirse con detalle la estructura de la plataforma y la acción formativa, el funcionamiento de cada herramienta, la manera de realizar las actividades y todo aquello que ilustre al alumno sobre cómo avanzar con aprovechamiento en el certificado.

Pero nos estamos encontrando con que al aportarse tanta información, muchos de ellos no saben por dónde empezar, se bloquean y ni siquiera la leen.

Hablando con los alumnos nos damos cuenta que materiales de ayuda menos detallados tienen una mejor acogida y les aportan las primeras nociones para la familiarización con el entorno formativo.

Posteriormente ya explicaremos con más detalle y pondremos el foco en todo lo demás, pero comencemos por lo imprescindible.

Sí será necesario, además, mostrar en todo momento un calendario que les permita controlar las fechas de entrega de todas las actividades.

Aprender a manejar estos calendarios supondrá un primer contacto con las agendas digitales y herramientas de planificación.

Pese a ello, habrá que recordarles las entregas por otras vías.

Ponernos a su disposición constantemente y dejar bien visible la manera de contactar con el tutor

Quien no haya tenido experiencias previas en cursos en esta modalidad al principio suele sentirse un poco “solo”.

Es importante que el alumno tenga constancia de que hay una figura a la que puede recurrir en caso de duda, incidencia, o simplemente para confirmar si lo que está entendiendo es lo correcto.

El dinamizador debe adoptar un papel proactivo, pero también estar disponible ante cualquier interacción que le requiera el alumno.

Sobre todo en los primeros compases, si no se percibe esta disponibilidad puede alimentarse el abandono.

La posibilidad de contacto a través de redes sociales o mensajería instantánea, para aquellos que ya las manejen, permite al usuario sentirse más vinculado a la formación y a sus participantes.

Apoyarse en dinamización telefónica, para llegar a la mayoría de alumnos.

Aunque los usuarios se van a familiarizar en las nuevas herramientas de comunicación interna de la plataforma e incluso en otras externas, este proceso será paulatino, y de inicio su tendencia a la hora de buscar la comunicación suele ser telefónica.

De igual modo, el dinamizador debe identificar qué usuarios prefieren esta forma de comunicación, y marcarla como preferente, al menos hasta que se habitúen a la mensajería interna, red social o email.

Hacer un seguimiento diario, cercano, y eficaz

Vinculado a los dos consejos anteriores, y dada la cantidad de tareas y entregas asociadas en esta tipología de formación, el dinamizador debe orientar sobre las actividades a realizar en cada jornada.

De este modo, ayudará al alumno a tener control de la situación y a no acumular tareas para las últimas fechas, lo cual podría generar situaciones de agobio que deriven en abandonos.

Disponibilidad de tutorías fuera de horario

Trabajar con estos grupos hace recomendable ampliar los horarios habituales de tutorías, y flexibilizar la atención al alumno ante la previsible recepción de consultas. Al principio serán frecuentes, y el nivel de cercanía de las respuestas será el que determine en muchos casos el avance en la acción formativa.

Aprovechar sesiones presenciales obligatorias

Una característica de los certificados de profesionalidad en modalidad teleformación es que llevan asociadas una serie de sesiones presenciales obligatorias, para poder practicar los conceptos y técnicas aprendidas en la teoría.

Es importante aprovechar la presencia del alumno en el aula para aportarle consejos sobre cómo ir avanzando en el módulo y responder a aquellas dudas que nos puedan transmitir respecto al manejo de la plataforma o de los contenidos en ella alojados.

Poner a su disposición nuestras aulas presenciales

Como hemos comentado con anterioridad y por sorprendente que pueda parecer, hay usuarios que, pese a haber solicitado realizar un certificado en modalidad teleformación, no disponen de conexión a internet.

Para ellos se ofrece la posibilidad de utilizar nuestras aulas y equipos para avanzar en el contenido, y se aprovecha esta situación para orientarles en el manejo de las herramientas y recursos de la plataforma, así como revisar los contenidos y resolver las dudas que se les planteen.

Con esta serie de medidas complementarias, y una muy buena actitud e interés por parte del alumnado, se han finalizado las formaciones realizadas con buenos resultados.

Un vez finalizadas estas formaciones, el alumno, aparte del conocimiento propio de la materia que adquiere, ya tiene un bagaje importante en el entorno digital: conoce y maneja lo que es un contenido virtual, sabe hacer aportaciones en un foro y valorar las de sus compañeros, elabora documentos y entrega tareas digitales, sabe comunicarse por mensajería interna y externa, acceder a un calificador, consultar calendarios, descargar archivos complementarios…

Y todo ello utilizando un navegador para acceder a internet, buscando una URL a la que conectarse para poder visualizar los contenidos y realizar sus interacciones, y manejando las redes sociales para recibir información adicional sobre el curso realizado.

En definitiva: ha conocido y ya forma parte activa del mundo digital, lo cual a buen seguro le va a servir en otros aspectos personales y laborales.

Algunos de ellos así nos lo han dicho, y otros quizá lo piensen: fue el dinamizador de aquel certificado el que les dio el primer empujón para comenzar en esta nueva y fascinante etapa

Referencias:

  • Nativos e inmigrantes digitales (Marc Prensky):
  • Condiciones relativas a la impartición de la formación referida a los certificados de profesionalidad en la modalidad de teleformación (Orden ESS/1897/2013, de 10 de octubre)

Resumen

Cada usuario es un mundo, y sus interacciones en los grupos pueden ser diferentes según la temática de la acción formativa, el nivel del que parten (tanto tecnológico como de conocimiento del contenido) y el estilo de aprendizaje de cada uno de ellos.

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