La situación de emergencia actual ha hecho que muchas instituciones educativas se planteen transitar hacia la educación en línea para dar cobertura a sus estudiantes mientras duren las instrucciones de cierre de escuelas y universidades y de confinamiento en los hogares. Los integrantes del grupo de investigación Edul@b, de la Universitat Oberta de Catalunya, han querido compartir solidariamente con el conjunto de docentes de los diferentes niveles educativos nuestra experiencia diseñando y llevando a cabo educación en línea. Muchos sois conscientes que la docencia en línea no es sólo colgar unos materiales en PDF o enviar una secuencia de vídeo grabada por el docente. Es mucho más que eso. Y hacerlo bien es lo que va a permitir que la educación en línea sea considerada una modalidad educativa de alta calidad.

Ahora, sin embargo, necesitamos una solución de choque para abordar lo mejor posible la situación en la que nos encontramos. Os presentamos una serie de recomendaciones en forma de Decálogo para una docencia online inesperada:

1. Seleccionad el sistema y las herramientas de trabajo más adecuadas. Siempre y cuando la institución no las haya determinado ya previamente. Deben ser herramientas sencillas y apropiadas, y que puedan funcionar con solidez, dado que tendremos que aplicar una curva de aprendizaje muy corta y rápida. Inclinaos por aquellas que los estudiantes puedan utilizar con facilidad y estén dirigidas a las edades de vuestros alumnos y, sobre todo, tened en cuenta los dispositivos que los estudiantes ya utilizan habitualmente: teléfonos móviles, teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores portátiles y ordenadores de sobremesa. Seleccionad las herramientas más adecuadas para cada objetivo y facilitad tutoriales para que a todos, famílias incluídas, les resulte fácil su aplicación.

2. Organizad y preparad a los alumnos. Vuestros alumnos saben utilizar los dispositivos digitales, pero no necesariamente saben cómo usarlos para el aprendizaje. Aprender es más que mirar videos y descargar aplicaciones. Ayudadles a auto-organizarse. Dadles consejo sobre cómo organizarse el espacio de trabajo en casa (confortabilidad, luz, silencio, etc.). Dentro de la flexibilidad que tendrán, es necesario que dispongan de una rutina que les ayude. Estableced mecanismos que identifiquen el comienzo y el final de cada una de las actividades (p.e. empezad y terminad con un vídeo, etc.). Considerad el tiempo que les costará llevar a cabo una actividad en línea, que es diferente a lo que supone hacerlo en presencia. Usad recordatorios de tareas y de actividades, y compartid con ellos el proceso de aprendizaje sobre el uso de la tecnología: la experiencia, los errores, el apoyo, y hacedlo con un poco de humor.

3. Dedicad tiempo al diseño (re-diseñodel curso. En la educación en línea, la planificación es esencial, como lo es un buen diseño del curso. Ahora seguramente no estáis en disposición de volver a diseñar un curso entero, pero sí de re-diseñar algunas actividades concretas, para que el alumnado no pierda el ritmo del curso. Es necesario que los estudiantes perciban que la presencia y el acompañamiento docente superan la ausencia física. La presencia docente se puede expresar, por ejemplo, con un vídeo de inicio, una videoconferencia al final, y un par de mensajes durante la semana. Generad secuencias de trabajo claras que tengan una duración específica (p.e. una semana). Estructurad espacios de comunicación permanente (canal a Telegram, foro en el espacio digital, grupo de Gmail), a fin de mantener el contacto y enviar y recibir sugerencias, refuerzos a comentarios positivos y curiosidades para estimular el trabajo que hacen. Informad sobre estos espacios de comunicación y sobre cómo funcionarán y la frecuencia con la que pueden recibir vuestro feedback, para gestionar adecuadamente las expectativas del alumnado. Esto los mantendrá motivados y activos en el entorno. Aseguraos de dar siempre respuesta a cada alumno, y hacedlo por su nombre.

4. Elaborad un conjunto de actividades, y acompañadlas de un conjunto de recursos didácticos que ayuden a los estudiantes a resolverlas. Es necesario que la vuestra sea una docencia más centrada en la actividad que en los contenidos. Considerad actividades auténticas, que sitúen a los estudiantes en la aplicación de conceptos y que les permitan desarrollar las competencias que deberán alcanzar. Haced una propuesta clara de temporización de las actividades, con entregas intermedias. Prevenid el aburrimiento. Permanecer enfrente de una pantalla, y no precisamente para jugar, puede resultar difícil y aburrido para los alumnos, Procurad que las actividades se dividan en sub-actividades cortas (10-15 min.). Usad siempre que sea posible imágenes, esquemas, mapas, etc. para captar la atención de los estudiantes y sorprenderlos. Hacedlos participar de la actividad, que no la puedan llevar a cabo con una actitud sólo pasiva, sino que deban implicarse. Interpeladlos.

5. Asociad un conjunto de recursos a las actividades. Será la forma en que los estudiantes accedan a contenidos. Los recursos pueden ser elaborados por iniciativa propia, si bien ahora tenemos la oportunidad de buscar recursos de calidad en la red. Recursos abiertos que están disponibles en los diferentes repositorios que las Administraciones y otros organismos ponen a disposición de docentes y otros usuarios. En los recursos especialmente, hay que considerar las vías de inclusión de las personas con diferentes capacidades, de cara a asegurarnos que los recursos que estamos creando y seleccionando “sobre la marcha” sean accesibles para todos, sin excepción. Es necesario que las imágenes y los sonidos las pueda interpretar un lector de texto, para aquellas personas que no ven o no oyen.

6. Cread dinámicas de interacción activa en el entorno virtual para mantener a los estudiantes conectados y motivados, fomentando una comunidad de aprendizaje social y académica que comparta dudas, soluciones, inquietudes… Desarrollad actividades colaborativas que fomenten la interacción asíncrona entre estudiantes. Les podéis ofrecer herramientas que faciliten el trabajo colaborativo, como por ejemplo las Apps de Google (aunque se pueden encontrar otras). Podéis diseñar algunas situaciones síncronas, las imprescindibles, y que sean cortas y con objetivos muy claros.

7. Explicad el modelo de evaluación que se llevará a cabo desde el comienzo y haced explícitos a los estudiantes los criterios de evaluación, así como el feedback que se les facilitará. Es necesario que potenciéis la evaluación continua como una herramienta que facilita el seguimiento de los estudiantes y que os da mucha información valiosa. Generad espacios diversificados de entrega de tareas, como por ejemplo, un podcast para el alumno que padece ceguera, o una tarea escrita para quien tiene dificultades auditivas y del habla.

8. Generad presencia social. Cuando aún no están acostumbrados, los alumnos no presenciales corren el riesgo de sentirse solos. No lo permitáis. Hacedles sentir que forman parte de una comunidad donde todos tienen el mismo objetivo: aprender mientras socializan. Podéis crear espacios de intercambio de mensajes entre los propios alumnos (un espacio libre de debate, un espacio de foro o una lista de whatsapp pueden hacer la función). Según la edad de vuestros alumnos, haced lo mismo para las famílias: animadles a conectarse entre ellos. Promoved un clima de trabajo positivo y distendido.

9. Desarrollad el espíritu crítico de los estudiantes respecto a la tecnología. Es una gran oportunidad para hacer que sean ellos mismos, con vuestro apoyo, quienes se den cuenta de los beneficios, pero también de los riesgos del uso de las tecnologías. Analizad “fake news”, contraponed informaciones diferentes que se pueden encontrar en la red, haced que valoren porqué puede haber momentos en que la tecnología no aporta ningún valor añadido y otros en los que vale su peso en oro.

10. Aprovechad para trabajar colaborativamente con los compañeros y compañeras docentes más cercanas. Os pueden ayudar a definir actividades, resolver dudas… Pero sobre todo, os pueden hacer sentir acompañados, al igual que los estudiantes. Intercambiad vuestras prácticas docentes en línea, vuestros recursos, o cread un espacio compartido al que todo el mundo tenga acceso.

Para llevar a cabo una docencia online de calidad es necesaria formación para el conjunto del profesorado y una estrategia institucional que dé cobertura a las diferentes acciones que se lleven a cabo. Estas orientaciones sólo son un recurso para una situación de excepcionalidad como la que estamos viviendo en estos momentos. En el grupo de investigación Edul@b confiamos que, mientras eso llega, os sean de la máxima utilidad.

Fuente: Edul@b

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