Como creadores de contenidos y cursos e-learning podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿citamos las fuentes de nuestros cursos?

Por desgracia, no todos los cursos e-learning incluyen referencias a las fuentes de las que se obtuvo la información. Puede ser que sea algo no intencionado o, por el contrario, que se decida conscientemente no incluirlas.

Hay una posibilidad intermedia y es que la totalidad del contenido la haya creado un experto en la materia y, en tal caso (al ser de producción propia), las referencias son más omitibles.

En todo caso, es totalmente posible que no incluir las referencias sea algo inconsciente, ya que vivimos en una época de relativa facilidad de acceso a la información y con frecuencia nos olvidamos de prestar atención a las fuentes y a la autoría.

Además, si no es una práctica habitual en la empresa al producir contenidos, es normal que se reproduzca este hábito de omisión de referencias.

En el caso contrario, es factible que no esté permitido decir qué o quién inspiraba al autor a escribir determinada afirmación, aun cuando el autor quiera ponerlo. Tal vez no pase el proceso de validación o simplemente no entra en la política de creación de la empresa.

En este segundo caso, el motivo de esta re-apropiación intencionada de contenido puede que sea el miedo.

Sí, algunos gestores y creadores de contenido pueden tener el reparo de que, si en sus proyectos aparece de dónde han sacado la información, ello le reste valor a su curso e-learning.

Miedo a que suponga una mancha en su calidad creativa y como consultores, debido a que se muestran dependientes del conocimiento de otros, a los que ven como competidores.  

¡No podrían estar más equivocados!

¿Por qué es bueno mencionar las fuentes?

La primera razón es la calidad.

Al leer un artículo, suele ser de agrado ver a los autores apoyando sus argumentos con la ayuda de lo que otras personas han dicho al respecto.

En cierta medida, refuerza su posición. En una época en la que la transmisión de la información es prácticamente instantánea, es tremendamente sencillo reproducir información falsa o imprecisa, incluso sin quererlo.

Así pues, cuanto más apoye uno una afirmación con base en lo que otras fuentes respetables y confiables han dicho, mayor será la calidad del contenido e-learning. Estaremos invirtiendo en la validez de su contenido.

La segunda razón podríamos llamarla empatía.

Es simple: si no nos gusta que otro se lleve el crédito por algo que hemos escrito o dicho, lo justo es no caer en esta práctica.

Es decir, se trata de un asunto de derechos de propiedad intelectual. Existen muchas maneras de citar las fuentes y es preferible citar mal (sin seguir la convención de cómo citar) que no citar en absoluto.

Si el texto o imagen o recurso que utilizas está bajo una licencia Creative Commons, esta entidad tiene una convención muy sencilla a la hora de citar (de la que puedes ver una infografía en el enlace). Si no está bajo licencia Creative Commons o se trata de un contexto más académico o teórico, se puede recurrir a maneras de citar como APA.

A pesar de todo ello, puede ocurrir que citar no sea una prioridad para algunas productoras de cursos e-learning.

Citar las fuentes puede ser visto como un incordio que consume un tiempo que pocos están dispuestos a invertir. O, aun peor, puede ser visto como algo inútil, es decir, pensar que a los destinatarios del curso no les interesa esa información.

En realidad, si no se quiere molestar a los destinatarios del curso e-learning con un contenido que sean referencias y citas de las fuentes, éstas pueden ser incluidas al final del curso o en un documento aparte, siendo así fácilmente descartables si no interesan.

Pongamos un ejemplo

Pensemos en cursos e-learning sobre habilidades sociales o sobre metodologías para el desarrollo profesional.

En éstos se describen con frecuencia constructos como creatividad, transformación digital o visual thinking, por poner unos pocos ejemplos.

Mucho se escribe hoy en día, tanto en páginas especializadas como generalistas, sobre estos constructos y no necesariamente cantidad equivale a calidad. Destaca especialmente el caso de la creatividad, un concepto psicológico con muchas teorías y visiones al respecto.

Por ello, en un terreno como éste, es especialmente importante referenciar las fuentes ya que es muy sencillo reproducir información parcialmente contrastada, incompleta o incluso errónea.

A veces es interesante, incluso, hacerse eco de posiciones enfrentadas sobre los temas más actuales (por supuesto, incluyendo las fuentes) en vez de presentar la definición y ejemplos de uno de estos conceptos.

Con ello, se contribuye a que el alumno del curso se reapropie críticamente de los contenidos, un presupuesto clave de las metodologías cercanas al constructivismo pero que a veces no parece calar del todo en la formación e-learning.

Referencias:
Fuente de la imagen: Pixabay

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